Los introyectos son esos mensajes y mandatos que nos repetían cuando éramos pequeños, a una edad temprana, improntados por personas significativas y que se nos han clavado como cuchillos en nuestra mente. Ideas, normas y conceptos sobre lo que está bien y lo que está mal. Esos deberías que a veces nos sentimos obligados a cumplir, porque si no lo hacemos nos sentimos mal, como si algo no estuviera yendo como ‘’debería’’.
Cuando nos hacemos adultos tomamos muchas decisiones. Estamos muy identificados con esos introyectos, hasta el punto que no sabemos diferenciar que parte es nuestra y que parte es la improntada. A veces nos resulta complicado saber qué idea o actitud es realmente la propia, y de ahí aparecen las dudas.
Cuando somos pequeños, y dado que la información recibida proviene de unos padres, unos maestros, unos abuelos, etc., que tomamos como figuras importantes en nuestra vida, no nos cuestionamos, ni nos planteamos, si esa información es buena o mala, si la sentimos verídica o no en nuestra piel. Si corresponde con mi modo de ver el mundo o no. Simplemente la incorporamos en nuestra estructura y de ahí creamos un sistema de valores y creencias.
A veces, ni tan siquiera identificamos los intreyectos. A veces, ni tan siquiera nos planteamos que lo que sentimos o creemos no forma parte de nosotros, sino que forma parte de un sistema de valores adoptado de otros que lo hemos hecho nuestro y adaptado a nuestra propia vida.
Cuando empiezan a surgir conflictos, en algunas ocasiones, empezamos a plantearnos ciertas cosas. Empezamos a darnos cuenta que quizás no quiero ser tan fuerte como me dijeron. Quizás no quiero ser el/la niñ@ buena que me dijeron que debía ser. Quizás no tengo que tener el mejor trabajo del mundo para ser feliz. Quizás no quiero llegar virgen al matrimonio. Quizás no quiero casarme y tener mi propia familia. Ejemplos que podía seguir escribiendo, y seguro que alguno de ellos podría encajar en vuestra vida.
Lo importante de todo esto es identificar qué pensamientos o creencias interfieren en tu vida. Qué creencias y comportamientos estas llevando a cabo que no te hace sentir bien contigo mism@.
¿Qué podemos hacer?
– Lo primero sería revisar todas esas ideas que creemos importantes para nosotros. ¿Quién las dijo? ¿De quién las aprendimos? ¿Quién las pone en práctica dentro de mis figuras importantes de referencia en mi vida? ¿Qué tan grabado está ese mensaje en mi estructura mental?
– Una vez identificado todo lo anterior, podemos valorar cuáles forman parte de mí y me sirven. Con qué introyectos me identifico. Con qué introyectos me siento feliz y libre para ser. No todo tiene que pertenecer al otro. Puede que muchas de las creencias grabadas las viva como ciertas en mí, porque me ayudan y me sirven. Ideas con las que me identifico del todo y por tanto también son mías. Habrá ideas, creencias, pensamientos, normas, mandatos, etc. que nos bloqueen y nos limiten. Esos son las que tenemos que devolver. Podemos decir para nosotr@s mismos ‘’esto es tuyo y te lo devuelvo. Hasta el día de hoy me ha servido pero ya no lo necesito más’’.
– A partir de ahí crear nuevas ideas y nuevos conceptos. Los que a mí me sirven. Los que a mí me ayudan. Los que a mí me hacen sentir en coherencia. De esta forma todo vuelve a su lugar.
Cuando hayas hecho todo lo anterior es hora de trabajarlo. Llegó el momento de poner esfuerzo y consciencia. A veces no es tan fácil como parece. Todos llevamos muchos años adoptando cosas que no nos pertenecen pero con lo que nos hemos identificado. Todo lo que está muy grabado tiene que ir borrándose poco a poco.
Imagina un tatuaje. Se graba en la piel y cuando ya no te sirve, se requiere de una técnica específica para borrarlo. A veces, depende de la zona y del tamaño es muy doloroso y requiere tratamiento para poder sanarlo por completo, y, sobre todo, para que no queden cicatrices.
En la mente es algo similar pero el dolor no es físico, es emocional, y eso, a veces, es mucho más doloroso, y requiere más tiempo para integrar que hay cosas que no me pertenecen, y tiempo para integrar todo lo nuevo que va a llegar. Requiere de esfuerzo y requiere de atención. No es fácil desprenderse de los intreyectos. Eso no se hace de la noche a la mañana. Lo que sí puedes hacer, es poner el esfuerzo y la atención necesaria para que poco a poco se vayan diluyendo las viejas creencias y se vayan integrando muy despacito las nuevas.
Psicóloga sanitaria y terapeuta Gestalt en SN Psicologia