¿El gato te puede provocar una enfermedad mental?
No, no estamos hoy por hablar del estereotipo de mujer aislada de la sociedad con infinidad de gatos. Queremos hablar sobre la supuesta relación entre tener gatos de mascota como niños, o durante el embarazo, y las probabilidades de padecer una enfermedad mental.
En los últimos años, los gatos han ganado una cierta mala reputación debido a una serie de estudios que informan que una infección por Toxoplasma Gondii (T. Gondii) está relacionada con problemas de salud mental, como esquizofrenia y tendencias suicidas. Dado que los gatos domésticos son los huéspedes principales de T. Gondii, a menudo se especula que tener un gato puede exponer a las personas al parásito y, por lo tanto, al riesgo aumentado de desarrollar una enfermedad mental.
Sin embargo, solo un puñado de estudios pequeños han aportado evidencia que respalde un vínculo entre tener un gato y trastornos psicóticos, como la esquizofrenia. Además la mayoría de estas investigaciones tienen serias limitaciones como:
- se basaron en muestras pequeñas,
- no especificaron cómo se seleccionaron los participantes
- no explicaron adecuadamente la presencia de datos faltantes
- no se tomaron en cuenta las explicaciones alternativas.
Estos fallos en el protocolo de estudios pueden conducir a resultados que nacen de la casualidad o que están sesgados.
Estudio Universidad de Cambridge para ver si hay vínculo entre tener un gato y una enfermedad mental
Para contrastar estos estudios, la universidad de Cambridge realizó un estudio (ver artículo académico) basado en datos tomados de 5000 de niños que habían participado en otros estudios entre 1991 y 1992. Estos niños han tenido un seguimiento constante de datos desde los años 91-92 hasta el 2017 cuando la universidad de Cambridge utilizó los datos para contrastar la supuesta relación entre gatos y enfermedades mentales.
A diferencia de los otros estudios, el de Cambridge contó con la ventaja de poder seguir un gran número de personas sobre un gran periodo de tiempo, desde nacimiento hasta la vida de adulto. Además, se incluyo la búsqueda de explicaciones alternativas (predisposiciones genéticas, ocupación, nivel de vida, etc.).
El estudio buscaba ver si las madres que tuvieron gatos durante el embarazo, o tenían gato en casa cuando el niño tenía 4 años o 10 años, tenían más probabilidades de tener niños que presenten síntomas psicóticos (como paranoia o alucinaciones) a los 13 y 18 años. Estos síntomas en la infancia no son garantía de sufrir trastornos psicóticos como adulto, a menudo indican un mayor riesgo de trastornos y otras enfermedades mentales, incluida la depresión.
La conclusión del estudio fue que los niños que crecieron con gatos no tienen un mayor riesgo de presentar síntomas psicóticos.
Por otra parte, el T. Gondii si está directamente vinculado con alto riesgo de aborto espontáneo y muerte fetal y otras enfermedades en bebes. Por ello, las mujeres embarazadas deberían tener cuidado de no entrar en contacto con las heces de gato (arena de gato) pero también evitar la carne cruda, frutas y verduras sin lavar, porque son fuentes de infección igual de peligrosas.
En conclusión no hace falta tratar el gato como persona non grata si tenemos un niño en casa o una mujer embarazada. El riesgo que presenta el gato es el mismo que el de comerse una manzana. Mientras cuidamos la higiene podemos disfrutar tranquilamente de tener mascota.
Referencia: Curiosity killed the cat: no evidence of an association between cat ownership and psychotic symptoms at ages 13 and 18 years in a UK general population cohort publicado en cambridge.org