La maternidad es un viaje que puede ser abrumador y lleno de incertidumbres. Si buscas un psicólogo o terapeuta en Tarragona que te pueda apoyar en este proceso, es importante que sepas que no estás sola. Ser madre no es fácil y nadie nos prepara para ello.
El viaje de la maternidad: una aventura emocional
La maternidad es una aventura emocional, un verdadero viaje:
- con muchos destinos posibles,
- con muchas paradas,
- con muchas dudas,
- con mucha soledad
- a veces con mucho bullicio.
Al final, un viaje, con maletas repletas de ropa de más y también con ropa de menos. Sobre todo, es un viaje donde todos quieren opinar, y las opiniones, depende del quién y depende del cómo, sobran.
La maternidad es para las buenas madres y las malas madres. Para mí está bien ser ambas, eso sí, desde lo que yo creo que es ser una buena o una mala madre. Al final del camino, quién decidirá y quién juzgará será ese niño o esa niña que ha vivido y convivido con lo mejor y lo peor de una misma.
Nadie nos prepara y nadie nos enseña a ser mamás. Podemos “decidir” a través de lo que he recibido y no he recibido de la mía lo que quiero o no quiero para mi hij@. A través del exceso y la carencia recibidos de mamá.
Las mamás aprenden todos los días: la práctica de ser madre
Las mamás, aprendemos todos los días de nosotras mismas y nuestros maestros son nuestros hij@s.
A veces creemos que lo sabemos todo, o que lo tenemos más controlado que la mamá de al lado (si nos da por la comparación) porque leemos mucho, porque hacemos muchos cursos que nos preparan para los cuidados y atenciones hacia los hij@s… y al final puede que eso sea lo que nos convenza a creer que somos buenas madres. La “carrera”’ de mamá no es teórica, es totalmente práctica. Es un “yo” y un “tú” que me reclama. Y, ante ese reclamo, de nada sirve haber leído que no hace falta gritar, ni ofuscarse, ni irritarse, que lo mejor es respirar y hablar desde la calma, porque eso se transmite al niñ@ etc.
¿Buena o mala madre? Reflexiones sobre la maternidad
Estamos de acuerdo en lo teórico, pero, como no somos máquinas, y nosotras también tenemos emociones, tenemos nuestros días, tenemos nuestras lunas, tenemos nuestros fantasmas, tenemos nuestros espejos, tenemos nuestra vida y nuestras relaciones, etc. pues qué sano es petar y que nuestro hijo reciba esa mamá NO perfecta. Desde esa ‘’mala contestación o desde ese tono que poco encaja en la situación dada” podemos darnos cuenta de muchas cosas y en el mejor de los casos decir “lo siento, mamá estaba enfadada”, “lo siento, mamá también se pone triste”, “lo siento, mamá no puede con todo”, “lo siento tú no tienes la culpa de lo que me ha pasado”, y lo acompañamos de ternura y de entrega total a ese instante y a ese niñ@, aprobamos ese examen, al menos el parcial.
Cuando ser ‘superwoman’ no es suficiente: aceptando la vulnerabilidad en la maternidad
Todos los días nos enfrentamos a tempestades internas, no porque suceda nada malo fuera de forma consciente, sino porque conectamos ese monstruo interno en nuestro interior (un inconsciente que aprieta). Nos vemos o totalmente entregadas desde una coherencia total o nos vemos entregadas porque es lo que toca ahora, no porque lo sienta en este instante.
Siento que en este mundo en el que vivimos, donde se está deshumanizando todo, tenemos que tratar de meter más corazón y más autenticidad, darnos cuenta de lo que nos va pasando y parar. A veces el sentirnos ‘’superwoman’’ es solo eso, un sentimiento no real, una mentira que nos contamos para seguir con la sensación de buena madre, la mejor (puede que sintamos que lo somos y es genial, pero no olvidemos la otra parte, que habrá momentos que no, y no pasa nada si nos observamos y tratamos de modificar).
Antes de ser madres teníamos una vida, y seguramente reíamos, llorábamos, teníamos libertades, también compromisos y responsabilidades, pero nuestro cuerpo y nuestro todo era solo nuestro. Podíamos decidir libremente según nuestras necesidades. Cuando nos convertimos en mamás, eso queda más limitado, más relegado. Ya no es tan fácil hacer “lo que nos apetece” porque hay un ser pequeñito y no tan pequeñito que necesita de nuestro calor, nuestra mirada, nuestra atención.
Nuestra vida sigue siendo nuestra, pero ya no como antes, sin poner en juicio si mejor o peor, eso que lo sienta cada una desde su intimidad y su verdad.
Qué bien:
- poder reconocer que antes de ti también era feliz.
- poder reconocer que contigo todo es diferente, a veces sintiendo que es lo mejor y a veces sintiendo que no.
- sentir que me cuesta a veces y que no te cambiaría por nada.
- poder reconocer que antes de ti también respiraba y que también tenía una vida.
- tener la capacidad de decir basta y me lo pueda permitir.
- poder decidir dar el pecho o poder decidir no dar el pecho sin sentir que eso me convierte en mejor o peor madre.
- poder decir me sobras.
- ser capaz de decir tantas cosas que suenan quizás mal a ojos de la sociedad, pero que bien poder liberarse del tener que hacer ver algo que no es.
Somos humanas, somos mujeres y somos madres. ¡Y nos olvidamos a veces de ser mujeres, o a veces de ser madres! A ver a quien le resulta más fácil o más difícil encontrar el equilibrio entre ambas.
Que cada una decida qué madre está dispuesta a ser, pero sobre todo, y lo más importante, miremos y escuchemos las necesidades del niñ@ como tal. De nada sirve leer que lo mejor para un niñ@ es “x” y llevarlo a cabo para sentir que soy una buena madre, si ese “x” vemos que no le sirve al niñ@. Así como todas las madres somos diferentes (porque somos personas diferentes, con personalidades diferentes), todos los niñ@ también lo son, y que bien.
Si te encuentras en Tarragona y necesitas hablar con alguien sobre la maternidad y sus desafíos, un psicólogo o terapeuta puede ser de gran ayuda. Aprender a ser madre es un proceso continuo, pero con la ayuda adecuada, puedes disfrutar de este viaje y sentirte más segura y confiada en tu rol de madre.
Si necesita apoyo psicológico o emocional no dude en contactar con nuestro centro de psicólogos en Tarragona SN Psicología.